Os quiero compartir un estudio muy interesante que se realizó en 1948 por el científico Thomas Kuhn, con el objetivo de explicar la fuerza de los paradigmas y las creencias, utilizando para el experimento a un grupo de monos.
Sin lugar a dudas este experimento me sirve (al igual que espero que os sirva a vosotr@s también) como ejemplo de varios proyectos que han caído en mis manos últimamente y que siguen un patrón de comportamiento por parte de sus directores y responsables parecido al que este experimento puso en evidencia.
¿Cuántos proyectos, sueños, ideas, negocios, metas, objetivos has dejado escapar por pensar, escuchar, creer, interpretar, que las cosas son como han sido siempre y que no admiten cambios?
Uno de los principios que rigen mi vida, mis actividades laborales y mis proyectos es la de utilizar la creatividad para responder de mil maneras diferentes a la afirmación que he puesto antes.
En las asesorías de marketing, publicidad y comunicación, así como en la gestión de los proyectos que realizo, he escuchado esa afirmación una y otra vez, matando la innovación y el desarrollo de un plumazo, dejando decapitadas las opciones de introducir cambios, mejoras o simplemente perspectivas a la hora de analizar las posibilidades o soluciones ante un problema.
Ahora sin más preámbulos, os dejo el experimento, además para los perezos@s os dejo además el video, no vaya a ser que sea demasiado esfuerzo!! #ironía
“Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas.
Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo.
Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo golpeaban.
Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas.
Entonces, los científicos substituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros quienes le propinaron una paliza tremenda.
Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera aunque nunca supo el porque de tales golpes.
Un segundo mono fue sustituido y ocurrió lo mismo.
El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato.
Un tercero fue cambiado y se repitió la misma situación: volvieron a golpear.
El cuarto y, finalmente, el quinto de los veteranos fue sustituido.
Los científicos quedaron entonces con un grupo de cinco monos que, aunque nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas.
Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué pegaban a quien intentaba subir por la escalera, con certeza la respuesta sería:
«No sé, aquí las cosas siempre se han hecho así»
Ahora llega la pregunta ASESINA!
¿Y tú que serás otro mono más o serás un mono osado y disfrutarás del gran placer de comerte los mejores plátanos?
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